martes, 27 de noviembre de 2007

SOLEDAD


Tu presencia ya no está entre nosotros,
pero hace mucho que no estás aquí.
Tu calor se dispersa entre llovisna,
y la noche te ha borrado por fin.

Camino sin tu mano entre mi mano,
voy al cine y no logro descubrirte,
me acuesto y no siento tu cuerpo,
lloro y no tengo tu consuelo.

En la noche busco tu cuerpo
y no lo tengo,
busco tus senos y no están.
Corro a tus brazos y me caigo,
cierro los ojos y te vas.

Si vuelves te amaría,
como al cielo o el mar,
si te vas no tengo vida,
si te vas no quiero despertar.

BATALLAS



Tal parece que por fin la noche cubrirá los campos,
el cuerpo del guerrero, del héroe,
descanza muerto al filo del acantilado.

Los cornos misteriosos recintan himnos de
añejas batallas.
Y las mujeres se desgarran las vestiduras
frente a la campiña desolada.

Las armas han caido de sus manos,
en un momento sus rodillas se han hincado,
por la muerte de cada soldado.

Se anuncia la retirada, la batalla
ha terminado.
Ni una lanza más para el enemigo,
ni un muerto más de nuestro lado.

En la fría noche en que han perdido,
los hombres sueñan con otros campos,
lugares de magia incandecente,
calor de amores olvidados.

¿ESTO QUERÍAS?


¿Es aquí donde querías llegar?
Ver mi cuerpo hecho añicos ante el tiempo,
ver mis entrañas pudríendose al viento,
mis manos abiertas hacia el cielo.

¿Esto es a lo que llamas amar?
Un pedazo de tristeza retorcida,
campos de hierba quemada,
soles negros sobre el horizonte.

¿Esto es lo querías desesperadamente?
Tenerme lejos y ahogado,
luchando contra el mar enfurecido,
amarrado a un árbol caido.

¿De esto es lo que me hablabas?
Escapar como un gato malherido,
soñar con muertes anunciadas,
llorar por rincones olvidados.

¿ESto es lo que querías?
No tenerme entre tus piernas,
morir por mirar tus ojos,
olvidar que me querías.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Quisiera


¿Qué? ¿Acaso no crees que puedo cambiar?
Que dejé el cielo por el infierno
¿Acaso no sabes que dejé mi edén de terciopelo?

¿Cómo sabes que no desaparezco entre nubes?
O será que nunca has visto mis ojos de fuego
mi cuerpo radiante de luces silentes.

Pero como quisiera que estuvieras aquí
pero no sabes más que de odio y dolor
¿Por qué te amo tanto si no me quieres?

¿Acaso no ves mi sangre correr por el desierto?
¿No te has detenido a ver mi espíritu correindo
contra el viento?
Pero como quisiera que estuvieras aquí,
repegarme en tu cuerpo, morir por tu aliento.