martes, 29 de noviembre de 2011

MIEDO

Tengo miedo de llamarte, de escuchar el frío sentir de tus palabras,
tengo miedo de oír una vez más que no me quieres, que fue un sueño,
que aquella noche que el mar y la luna se encontraron no fue cierta.

Tengo miedo, sí,
miedo de saber que ya no estás, que la magia de tus labios se fue para siempre,
que ya nunca volveré a tocar tu piel, fuente de alegrías infinitas, de señales grabadas en tu frente.

Porque fuimos algo, y lo seremos mientras esta sensación de correr a ti persista,
porque fuiste magia cautivante, señales de un tiempo mejor que vino a visitarme,
la comida caliente del hogar que se consume, la fresca lluvia que todo lo limpia.

Porque en los ojos llevabas el signo de la felicidad última, gota del néctar de la sabiduría,
eterno resplandor del lucero que nos mira, que nos saluda con una sonrisa.

Porque en ti reconocí la luz, la vida, el amor en una sonrisa,
en una carcajada que llenaba los rincones oxidados de un corazón que no te olvida,
porque fuiste mía, y yo fui tuyo, como se entregan dos seres que se confían,
que se llenan del calor del uno y se alimentan de las risas del otro.

Sí, tengo miedo amor, y no me pesa decirlo en esste día que no te tengo,
miedo de no encontrarte en el mismo lugar que aún nos mira,
de no volver a escuchar tu risa, de no tomar tus manos frías.

Por eso hoy no te llamo, porque no quiero terminr con esta sensación que aún despiertas,
y no quiero escuchar las terribles palabras que me digan que te vas, que no te tengo,
que aquella luz, esa magia, esa alegría hoy se termina.

lunes, 28 de noviembre de 2011

LO SÉ DE CIERTO

Sí, ahora lo sé de cierto, te quiero,
porque aprendí a querer tu soledad,
porque tu cuerpo me gritó que lo amara,
porque tus ojos, tristes y alegres, me enamoraron.

Sí, te quiero, y es cierto,
más cierto que decir que mañana saldrá el sol,
el sol que se encuentra con tu cabello,
pedazo de cielo que me hace vibrar.

Ahora lo sé de cierto, te quiero,
porque pensarte lejos de mí me hace daño,
porque saber que compartes tus momentos importantes
con otras personas, me lastima.

Sí, te adoro, y es cierto, y lo sabes,
porque fuimos grandes, amor,
porque a tu lado la oscuridad se llenó de risas,
porque abrazarte se convirtió en alimento.

¿Que si te extraño preguntas? Es más que cierto,
porque sin ti los días son interminables,
porque ir al cine, dormir sin ti, vivir sin ti,
es un vacío que duele, que corta, que mata.

lunes, 21 de noviembre de 2011

UN ENSAYO DE LA MUERTE

Hay un momento cuando todo toma sentido, el momento exacto cuando se devela ante nuestros ojos la realidad, la verdad máxima. Un momento cuando todos los dogmas, los sueños, las esperanzas se rompen en pedazos. Ese momento sublime en que se detiene el tiempo, cuando se rompe para siempre todo lo establecido, cuando se desnuda ante nosotros la ilusión de la que fuimos presa durante mucho tiempo, es el momento fundacional de nuestro futuro, de lo que serán nuestras próximas vidas.

Y es que el fin de una era no es un proceso fácil, ningún final lo es, no hay finales felices, solo en los cuentos de hadas podemos encontrarlos. Los finales, cualquier final es un proceso doloroso, pequeños ensayos de la muerte. La muerte del amor es aún más difícil, y los finales son aún más dolorosos, los lazos que se rompen no se rompen con el filo de una navaja, ni de un solo tajo, los tendones se rompen poco a poco, a mordidas, a arañazos, se rasgan con las uñas, con inmenso dolor, tirando una lágrima por cada lazo que se rompe, desangrándose en pequeñas dosis, hasta quedar exhausto, hasta que ya no se puede respirar, hasta que la mirada queda fija mirando el vacío.

Pero llega un día en que se abre una puerta y se devela la realidad, la realidad máxima, cruda, estremecedora, y entonces te das cuenta de que has vivido engañado, que nada de lo que creías fue cierto, que todo ha sido un sueño, un juego retorcido de la mente y todo lo que creías puro, eterno, bello y único, no es más que una proyección errónea, un objeto fútil, simple, mundano.

Sin embargo, en ese momento en que los rayos se descargan con furia sobre la tierra, cuando caen meteoritos a nuestro alrededor, cuando los fantasmas demoníacos nos azotan la espalda, cuando fuego incandescente entra por los ojos y miles de cuchillos se clavan en el corazón, en ese momento, en ese momento cuando sabes que se ha muerto una parte de ti, que los latidos no serán los mismos, que la vida cambió para siempre, en ese momento la angustia, el dolor, la ansiedad, la esperanza, el miedo, cesan repentinamente, como un electro shock, como un exorsismo que cauteriza el alma, que permite seguir adelante, caminando como un zombi que aunque muerto parece estar vivo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

EL FUTURO

Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento que oscuramente trata de acordarse de ti."

Julio Cortázar

QUIZÁS TE ABRAZARÉ

Porque quizás entonces te des cuenta que fuiste mía,
y no podré besarte al despertar,
ni tomaré tu mano en la sala de un cine,
ni comeremos riendo de cualquier pavada,
sólo tendremos el recuerdo de aquella noche estrellada,
en que la luz del universo se reflejaba en tus ojos,
esos ojos tristes que he visto llorar,
porque tienen miedo, porque están llenos de soledad.

Y te abrazaré quizás una vez más,
con el temblor de quien se muere,
con la transparente muerte detrás de su espalda,
amiga que espera el momento de besarte,
besos que un día llenaron de alegría los rincones oscuros,
como luces desbordantes de ríos de miel.

Porque donde quiera que estés en este momento,
lejos de mí, sin mí, con mi recuerdo escurriendo en tus senos
sabes que aún estamos, y sabes que la luz aún rodea nuestras almas.
Y entonces en la noche en que te sientes frente al mar
y busques una respuesta a tu alma atormentada,
sabrás que yo estaré pensando en ti,
como los cisnes piensan en otros mares,
como las nubes sueñan con el sol,
como los ángeles sueñan en ser hombres,
como un corazón que siente que jamás te olvidará.