martes, 14 de julio de 2009

TARDE

El tiempo se agota bajo la espesura de estos árboles viejos,
todo se muere bajo la nostalgia de tardes de niebla, de noches asfixiantes con olor a sales de agria locura.

Al paso de los astros, el gato ha encontrado la forma de acabar con la nostalgia de la luna y ha cavado un pozo de tierra donde se escapan los sueños rotos.

En este conteo final en que la tierra de iluciones se consume bajo las llamas de nuestras experiencias, los relojes se retuercen como queriendo alargar la agonía.

¿Qué nos queda en las manos cuando alguna vez estuvieron llenas de todo? ¿Cuál es el sendero que recorrerán nuestras piernas cansadas de tanto andar? ¿Qué lugar nos depara la suma de nuestras acciones?

Solo queda esperar que en aquel lugar donde volvamos a encontarnos quede un pequeño rastro de la luz de tu mirada, y la belleza de lo que fuimos cuando la tarde del amor florecía nos vuelva a juntar.