MAR

¿Te acuerdas del mar?
¿Te acuerdas del vaivén de nuestros
cuerpos en el agua?
Del frío que recorría nuestra piel mojada.

¿Te acuerdas del movimiento tan armónico?
¿Te acuerdas de los saltitos que dábamos para que
no nos cubrieran las olas?
¿Ya no recuerdas el sabor a sal?

¿Ya no recuerdas las miradas?
¿Acaso no llega a tu mente la imagen de nuestros
cuerpos abrazados?
¿O es que ya se te olvidó la promesa de amor que le
hicimos al mar?

Si es que ya se te olvidó,
no vale la pena preguntar más,
no vale la pena recordar,
no vale la pena siquiera haber ido,
no vale la pena el mar.

FELINA

Quiero robar de un suspiro el olor de tu piel felina,
desnudar tus entrañas con un sólo movimiento,
romper para siempre el candado de tu bendita lujuria.

Quiero abatir con la magia los miedos que te rodean,
terminar con el recato que compromete tus besos,
volcar sobre ti el ejército de mis fantasías.

Quiero comerte a pedazos como a un animal muerto,
hacer la faena maestra que te comprometa,
cargar sobre mis brazos la muerte que te espera.

Quiero acabar mis días junto al calor de tu cuerpo,
sentir que se escapa la vida y gozar al mismo tiempo,
saber que en cuanto se acabe te quedarás con mis huesos.

POR TI

Po ti movería las montañas sagradas
por ti dejaría mis barcos en la orilla,
por tí apagría el fuego de los volcanes
y abriría el mar en dos.

Por ti bajaría las estrellas a tu lado
por ti viajaría al desierto desolado
por ti lucharía contra un ejercito malvado
pr ti haría nieve con mis lágrimas

Por ti correría a tu lado como un niño
por ti levantaría montañas con mis manos
por ti sería un guerrero Tolteca
por ti llegaría a la luna de un salto

Por ti arrancaría de un tajo las flores
por ti levantaría una pirámide en un glaciar
por ti dejaría lo que soy
por ti me iría a la selva a amarte

Por ti subiría en globo hasta el cielo
por ti correría como lobo en el hielo
por ti arrancaría mis alas cansadas
por ti me dejaría torturar

Por ti guardaría silencio
por ti no volvería a verte
por ti me arrancaría la vida
por ti lucharía hasta morir

ANGEL DE LA MUERTE

Ángeles enloquecidos bajan razantes desde el cielo,
buscan acabar con la esperanza, con la
raza humana. Llevan la oreden de terminar con todos.
Con la avaricia, con el terror, con la inmundicia.

Del norte un aire gélido congela el corazón,
de entre los muertos se levanta el maldito
que come almas.

Bufa, muerde, blasfema contra Dios.
Y los corazones de los nobles se marchitan,
ante tal muestra de poder inmundo.

En pocos días la Tierra ha quedado vacía.
El lugar donde muchos amaron, está sangrando
gotas del más fétido olor.

El cielo, antes inspiración de poetas, es una manta
putrefacta de acciones horrendas y el amor
ha sido enterrado en la región donde
habita la oscuridad eterna.

TU NOMBRE

Escribo tu nombre en una hoja en blanco.
Miro cada letra y no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas.
Nunca pensé que una hilera de garabatos negros dieran tanta felicidad a mi alma.

Miro la hoja e imagino que tu nombre esta escrito desde el principio del tiempo en el cielo.
Y pienso que no hay mejor nombre que el tuyo.

Cuando pienso en ti y te llamo con mi mente,
me quedo un momento en silencio, repaso cada letra, una por una,
y sólo puedo mostrar una sonrisa.

Tal vez haya muchos nombres en mi vida,
tal vez algunos se parezcan al tuyo,
incluso debe haber unos que se pronuncien igual,
pero la perfecta conjunción de caracteres,
la increíble coincidencia de sus gráficas
y la deliciosa música que produce, no la podrá encontrar jamás.

DESPERTAR

Tu figura se distorciona con el transcurrir del tiempo, la magia de tus ojos se empañan tras el velo del orgullo, tu hermosa sonrisa se ha transformado en una especie de grito nocturno, esquizofrénico, colérico, diabólico. Tus palabras, en antaño tan sabias, se han convertido en dagas ardientes, blasflemas, hirientes, que provienen de una región oscura y perversa. Sin embargo, estás ahí, oculta y maniatada por una fuerza fastasmal, envuelta en llamas pidiendo a gritos que alguien tenga clemencia. En la noche en que la luna se tiña de sangre, cuando el bhúo anuncie la hora funesta, lucharé contra el mal que te posee, y después de ritos blancos, cuidaré de tu alma para siempre.

LA PRINCESA Y EL CERDO

Hace muchos años en un pequeño reino habitaba un cerdo que se creía humano, todas las mañanas iba a alimentarlo la princesa de ese rieno, pues le encantaba su color rosado y creía que era muy chistoso. La princesa le contaba de lo malo que era la vida y el cerdo atendía sin moverse, al paso de los meses el cerdo soñaba con que algún conjuro mágico lo pudiera convertir en humano para casarse con su princesa. La princesa por su parte iba con frecuencia a visitarlo y el cerdo sentía que no había nadie más maravilloso y hermoso que ese ser de luz. Una tarde, el cerdo se dispuso a confesarle su amor a la princesa. Ese día ella llegó más linda que nunca, el cerdo no podía creer que alguien tuviera tanta belleza. La acompañaban dos hombres con cuerdas y un cuchillo. Los hombres sujetaron al animal, él le suplicaba que no lo matara, que daría todo por ella, que cambiaría su sucia apariencia, que lo dejara vivir para buscar la forma de hacerse príncipe, ella enterró el cuchillo en el cuello del cerdo mientras decía "!gracias por todo cerdito, no sabes que rico le sabrás a mi amor!"

UNO MISMO

El dolor es tan grande que cuesta trabajo escribir, no hay fuerza en el alma que sostenga la vida, los ojos se llenan de lágrimas, el corazón se detiene. No hay modo de poder dormir, cerrar los ojos significa ver las imágenes de una vida juntos, el día en que apareciste en mi vida, los días en el centro de Tlalpan, las madrugadas en mi departamento, el día que moví el árbol, los días de tristeza de saber que te ibas con otro, el cine, las comidas, las visitas al Centro Histórico, a los museos, a las iglesias, las clases de foto, la noche en que dormí en tu casa, las noches de sexo, la cena romántica, el año entero que pasé conquistándote, el día que decidí no volverte a buscar, el día que me dijiste que cambiara el discurso, el día que te pedí que compartiéramos la vida y el camino, el día de tu exposición en la UNAM y los días previos trabajando duro, el primer día de tu cumpleaños, el día de la fiesta loca en la Roma, el día que me dijeron que nunca te habían visto mirar a nadie como a mí, el día que nos fuimos a vivir juntos, las comidas, las cenas, los tacos de frijoles, las noches con las piernas entrelazadas, los sábados de lavado, la azotea, la ida a Tepoztlan, donde creí que estaríamos para siempre, la bruja, el tepozquila, los viernes viendo películas, las peleas, las reconciliaciones, la playa, Tecolutla, cuando ibas por mí al trabajo, las fiestas, caminar juntos por la calle de la mano, Xochimilco, la carretera...
Ahora sólo queda esperar que te des cuenta que todo eso valió la pena y que perderlo sería perdernos a nosotros mismos.

AUN

Aun no ha pasado ni una hora desde que cerraste la puerta del coche y bajaste rápido, como ave herida, aun siento tu cuerpo junto al mío, calido, terso, como una pequeña leona en celo. Aún tengo tu aroma en mi piel, el olor de tu sexo hermoso y misterioso, aun mi mente te ve cuando cierro los ojos, aún escucho tu voz de murmullos antiguos, aun mi corazón palpita rápido, desesperado, triste. Pero aun guardo tu sonrisa engarzada a la mía, y tus manos apretadas, como si en ese acto se fuera la vida, como si un pequeño movimiento en la hubicación de los planetas pudiera cambiar el destino de nuestras almas. Y sobre todas las cosas aun guardo una esperanza, un reducto de alegría en este pantano, una luz sobre las copas de los árboles, una canción de triunfo en la batalla y un suspiro en la hora en que decidas regresar.