martes, 27 de enero de 2009

PRESENTIMIENTO

Lo presentí esa mañana en que el viento cruzó por mi cara,
sabía que la luz llegaría a mi vida desde una lejana galaxia,
que las noches serían dulces como agua clara de los ríos,
como la comida hecha en casa, como la tibia cobija de un niño
que duerme sin pensar en nada.

Lo presentí como se presienten las estrellas fugaces
y los temblores orgásmicos de noches incandecentes,
casi como un susurro hecho nube en los altos cielos,
así como presienten la muerte los ciegos.

Te presentí siglos antes de que mi mirada te viera sentada
del otro lado de la sala, con tu rostro de mil tiempos y
tu boca callada como permanece una puerta sellada.

Te presentí en mi infancia y en mi juventud alocada
en la piel de otros cuerpos lejanos que no eran otra
cosa que el anuncio de tu llegada.

Todavía puedo sentir el choque eléctrico de tu mirada,
mirada presentida en los libros de escritura sagrada,
luz que colma todos los deseos, que cura, que mata.

Te presentí aún cuando no estabas, aún cuando tu rastro
no era más que brisa marina desolada y lejana,
cuando no era más que un ser incompleto de verdes mañanas,
aún cuando te has ido, aún ahora te sueño cuando ya no tengo alma.

lunes, 26 de enero de 2009

LA PESADILLA

Ojalá todo fuera una pesadilla de unas horas,
ojalá despertara y estuvieras junto a mí en la cama,
y te besara y te contara mi terror y me abrazaras
y supiera que es solo eso, una pesadilla.

Como quisiera tomar mi viejo coche e ir a tu casa,
saber que me esperas e ir por ahí sin rumbo,
llevarte a mi refugio de palabras perfectas
y dormirme tranquilo con la luz de tu sonrisa.

Me gustaría voltearme de lado en la cama y ver tu cara,
observarte tranquila y sonriente, como una niña
mira la vida y sabe que nunca será abandonada
y sentir tus labios tibios en mi frente.

Como quisiera no escribir que me dueles en el alma,
que ya no eres quien me esperaba mirando la ventana,
que mi corazón se ha muerto preguntándose dónde
quedó la luz de tu mirada, el rocío fresco de mis mañanas.

lunes, 19 de enero de 2009

TE AMO

Hoy solo quiero decirte que te amo. Así simplemente, sin rencor, sin dolor, sin angustia. Solo un te amo dócil, natural, que deje al corazón tranquilo y en calma consigo mismo.

Hoy solo quiero decirte te amo, como las estrellas asoman su luz en el cielo, tímidamente, como princesas asomando su cara en la ventan, mientras el ser amado espera ver la imagen de su amada atrás de la cortina.

Solo decirte te amo sin que tus oidos lo decifren, sin que trates de desentrañar el misterio, sin que hagas interpretaciones filosóficas de lo que es correcto o incorrecto.

Hoy solo quiero decirte te amo como el mar se lo dice al viento, como el sol lo hace saber en la piel y como la luna se lo dice al bosque, un te amo ancestral de tiempos sin nombre.

Hoy solo vengo a decirte te amo aunque ya no seas la misma que moría con la frase, aunque las letras no tengan sentido y aunque la música se haya apagado para siempre.

Te amo, y en este frenesí de locura, en esta combinación de amargura, todavía queda alegría para decir que aunque en esta vida no volvamos a vivir el milagro de estar juntos no habrá un día en que no piense que te amo.

domingo, 11 de enero de 2009

TAN LEJOS

Hace unos días pasé muy cerca de donde vive. Estacioné el coche enfrente de su ventana, eran las 12:15 de la noche. Solo había una pequeña luz que iluminaba la ventana, y me pregunté qué hacía despierta tan tarde, ¿estarías leyendo? ¿quizás meditaba? o simplemente se dio el margen de desvelarse un poco por ser viernes, o tal vez acababa de llegar de la calle.

Ahí parado en el coche, mirando su ventana, me di cuenta de lo lejos que estoy de ella, de lo cerca y lo lejos que estoy a la vez. Y recordé las veces que me asomé por esa ventana pensando que era el tipo más afortunado, las veces que contemplé el mundo desde ese lugar y cómo el tiempo transcurría más lento.

Mirando fijamente su ventana y la pequeña luz que la iluminaba pensé en la noche que me quedé clandestinamente en ese lugar, recordé el calor de las cobijas, el olor de las sábanas y su respiración tranquila y nerviosa a la vez, enamorada. Pero era otro tiempo y ella era otra y yo era otro y éramos otros.

Y cómo me dieron ganas de trepar la barda, subir hasta la ventana, abrirla de par en par y entrar para robarle una mirada, sin embargo en ese momento me llegó la realidad, me abofeteó y sentí lo fuera de lugar que estaba yo ahí parado en una calle oscura y solitaria, observando su ventana y recordando momentos que se han ido. Y mi mirada se llenó de tristeza pensando que aquel ser que se asomaba por esa ventana se ha transformado y ya no lo reconozco.

Entonces encendí el coche, voltee por última vez a su ventana y pensé que no era justo estar ahí con el alma acabada mientras la persona dentro de la habitación estaba acostada pensando en cómo deshacerse de mí. Y aceleré rápido, con furia, tratando de dejar atrás su ventana y pensé que esa noche detrás de la mía no habría luz, ni mujer, ni nada.

domingo, 4 de enero de 2009

Tepoztlán 2

Ya pasaron tres años desde aquella noche que tus ojos reflejaban las estrellas,
esa noche en que platicábamos de todo al lado de una alberca en el campo,
la misma en que las brujas pasaron muy cerquita de nuestras cabezas.

Cómo olvidar ese día si esta grabado en mi vida como uno de los más felices,
tú con tu hermoso cuerpo al viento, yo memorizando cada momento
para recordarlos en días como hoy que la tristeza me visita en las noches.

Quizás la esencia de esa noche se diluya con el viento de aquella montaña
quizás no vuelva a ver la luz de las estrellas en tus ojos
pero el olor de tu cuerpo en esa tarde y la suavidad de tus labios
quedarán tatuados en lo más profundo de mi mente sutil hasta el final de los tiempos.