Un día de mayo los ríos y los mares
le contaron al mundo el milagro del encuentro,
aquella vez que el universo preparó el escenario
para el choque de gigantes en el cielo.
Un día de mayo los viejos rituales de nuestros ancestros
encontraron el camino de regreso,
con fuegos fatuos nos bañaron todo el cuerpo
para presentarnos a los dioses eternos.
Un día de mayo la luna renació fulgurante en el cielo
y las flores aunque tarde tímidamente se abrieron,
al mismo tiempo que nuestras miradas se perdían en el firmamento
y vimos la llama poderosa del fuego nuevo.
Aquel día de mayo, cuando ninguno sabía del otro
y creíamos en lo casual de los encuentros,
el universo conspiró un poema de antiguos textos
y la alineación de los astros fue exacta para conocernos.
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