jueves, 19 de agosto de 2010

TU GLORIA

Aún puedo sentir tu mano entre mis manos
y el olor de tu cuerpo de refugio solitario.
Aún te veo con tus ojos tratando de hablar,
mientras veo lo difícil que es vivir sin ti.

Pero una mañana dijiste adiós y el mundo rodó
y te despediste temprano mientras el cielo desaparecía,
esa noche en que los ángeles te cantaron
y las nubes lloraron sobre las calles solitarias.

No te has ido virgen inmaculada, nunca lo harás,
solo recorriste el camino que lleva a la gloria,
solo despertaste en el lugar donde las flores son rojas
y tus oídos se llenan de los cantos de las aves celestiales.

Aún estás aquí, corriendo entre mis venas,
sollozando entre los ojos que te vieron ir,
formándote en las silabas de mis labios,
creciendo entre los espacios que llenas con tu luz.







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