miércoles, 30 de junio de 2010

DÍAS QUE VIENEN Y VAN

"La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo."
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Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) Poeta español.

En los últimos días o semanas me he sentido raro, podría achacarle parte de mis sensaciones a algunas pérdidas muy grandes que he tenido recientemente en mi vida, pero tampoco puedo decir que esto sea la razón de la forma en que me siento.

He leído varias teorías de que el mundo se prepara para un gran cambio que vendrá en 2012, como cambios en el campo electromagnético de la tierra que influyen en la persepción que tenemos del tiempo, en nuestra salud y psique.

Me pregunto si otros también sienten que algo está cambiando o solo es mi mente que se autoprotege de volverse loco. Y es que a veces creo profundamente que lo estoy. No voy a decir que mis problemas mentales vienen de traumas del pasado, no. Mi locura se ha forjado en los últimos diez años (Cristina me diría que estoy en mi etapa de cierre), donde muchas situaciones llegan a su fin cada cierto tiempo. Pero lo más extraño es que he entrado en una especie de letargo que se agrava con las tardes oscuras y lluviosas.

Lo más molesto de ese letargo es la sensación de vivir un día tras otro sin ningún provecho, como un día que se repite una y otra vez y no sé cuál es la finalidad de todo lo que hago a diario. La propia tristeza se ha establecido en una zona tan cómoda que ya no me molesta, solo la escucho con voz baja desde alguna esquina decirme "aquí estoy".

Tampoco sé si esta sensación es la misma que sienten los que están próximos a tener una experiencia mística o de iluminación, y comienzan a sentir (o a no sentir) como sentían antes, que las cosas van perdiendo importancia y solo confían en que sus buenas acciones los lleve al Nirvana.

Lo cierto es que desde hace unos días he pensado que tengo que hacer más por los demás, que no se puede vivir en ese estado catatónico y solo pensar en la felicidad propia. He decidido buscar un lugar o personas a quien pueda ayudar, en el fondo sé que esa es la finalidad de la vida, procurar que los demás sean felices, ayudar de cualquier forma, seguro ahí se encuentra el verdadero sentido de nuestros días.

Termina otro día, me pregunto qué tan diferente y productivo fue respecto al día anterior o al anterior y al anterior. Tal vez he estado demasiado tiempo sentado frente a esta computadora, aunque me he dado respiros para leer Rayuela, un libro que no había leído y que ya tenía ganas de adentrarme en él. También he ido a la Feria del Libro del Auditorio y compré un libro budista que me espera; he tomado café, bailado tango, he visto a amigos y personas importantes, fui al panteón; he escrito, he soñado y he extrañado. Seguro las cosas se acomodarán para todos en este pedazo de universo.

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