Hace muchos años en un pequeño reino habitaba un cerdo que se creía humano, todas las mañanas iba a alimentarlo la princesa de ese rieno, pues le encantaba su color rosado y creía que era muy chistoso. La princesa le contaba de lo malo que era la vida y el cerdo atendía sin moverse, al paso de los meses el cerdo soñaba con que algún conjuro mágico lo pudiera convertir en humano para casarse con su princesa. La princesa por su parte iba con frecuencia a visitarlo y el cerdo sentía que no había nadie más maravilloso y hermoso que ese ser de luz. Una tarde, el cerdo se dispuso a confesarle su amor a la princesa. Ese día ella llegó más linda que nunca, el cerdo no podía creer que alguien tuviera tanta belleza. La acompañaban dos hombres con cuerdas y un cuchillo. Los hombres sujetaron al animal, él le suplicaba que no lo matara, que daría todo por ella, que cambiaría su sucia apariencia, que lo dejara vivir para buscar la forma de hacerse príncipe, ella enterró el cuchillo en el cuello del cerdo mientras decía "!gracias por todo cerdito, no sabes que rico le sabrás a mi amor!"
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