jueves, 27 de agosto de 2009

UN TRABAJO EXPRESS


Estoy sentado en un sillón del Starbucks que está en Pilares, en la colonia Del Valle. Nunca me han gustado estos sitios porque los considero bastante frívolos, prefiero El Jarocho de Coyoacán con unos churros. De cualquier forma tengo que trabajar y en mi casa no se han reunido las condiciones necesarias para hacerlo sin interrupciones. Así que pedí un venti del día y me senté en este sillón junto a la ventana, lo que me permite ver el movimiento de las mesas de afuera. Grave error si lo que se quiere es escribir y entregar a tiempo. Seguro no lo haré.
Lo bueno que tiene este lugar es que está frente al parque, lo que hace que la vista sea estupenda y las ideas surjan plenas, aunque no para mi tema de redes inalámbricas. Pero ya que estoy aquí decidí observar un rato a las personas que visitan este recinto de café y poses acertivas. Está a punto de llover y la última luz de la tarde pasa a contraluz a través de los árboles, imagen poetica en medio de gente hablando de negocios, divorcios y taréas escolares.
Dos niñas de entre 16 y 17 años están en una mesa de afuera, platican tranquilamente. No cabe duda de que este lugar es ideal para hacer "relaciones públicas". Junto a ellas hay dos jóvenes de casi la misma edad, evidentemente están en la edad del ligue y no tardan en hacer contacto visual con ellas. Las chicas responden con una sonrisa tímida, pero en sus ojos nace una esperanza. Diez minutos despues, uno de ellos con aspecto de galán de antro las aborda, no puedo escuchar lo que dicen pero es evidente que hace el esfuerzo por hacerlas reír y romper el turrón, no lo logra. Regresa a su mesa con el pretexto de ver algo en su computadora. Río burlonamente por dentro y pienso en batazos y homerunes. Sigo tratando de concentrarme pero me distraigo checando cosas en internet o platicando en el messenger. Un rato después para mi sorpresalos dos caballeros se encuentran en la mesa de las chicas platicando y por lo que se ve ya consiguieron que les den sus números telefónicos.
Inmediatamente recuerdo mis días de ligues y lo malo que era para acercarme a alguien en esas circunstancias. Creo que es algo generacional y me da gusto ver que los jóvenes de hoy, a pesar de todo, pueden entablar relaciones personales sin problema a pesar de creerlos metidos en el internet todo el día. Un rato después las chicas se despiden, creo que esta vez los galanes de antro no lo lograron, uno de ellos hace el típico ademán de "te llamo eh", me pregunto si lo hará o si el número que le dieron será el verdadero, río otra vez. Comienza a llover, veo a los perros correr junto con sus dueños para cubrirse del agua, yo recuerdo a uno que quiero mucho, vuelvo a sonreír.

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